Hasta que un día el aroma me pilló desprevenida y como por asalto.
La reconocí gracias a Internet -esto es lo que hay- y aprendí para siempre por qué significa "te quiero": no sólo es su blancura y perfección antes de la lluvia, sino también su perfumada y discreta presencia. En este caso, en un tiesto entre otros de sufridos geranios.