lunes, 20 de octubre de 2008

De paseo por la ciudad



Estaba yo considerando el privilegio que supone vivir en Pamplona: sólo con ir hacia la Escuela de Idiomas se atraviesan ya infinidad de rincones interesantes y bonitos. Otra cosa es que por las prisas nunca de tiempo a detenerse y, al final, como que te acostumbras.

Uno de estos sitios es la Ciudadela y, como por fin saqué tiempo para fotos -tras una gestión burocrática fallida en la Escuela-, puedo hoy compartir esta imagen de uno de los edificios más antiguos. A ver, ¿cuál creéis que es el tejado nuevo? No será más que una colocación provisional, pero pasa el tiempo y allí no hay señal de que se vaya a terminar de mejor forma. ¿Ejemplo de que cualquier tiempo pasado fue mejor? Tampoco hay que exagerar, me digo, y además si esto fuera el periódico, saldría enseguida alguien del ayuntamiento explicando el por qué del desaguisado, si es que lo es. ¡Que levante la mano quien no se tuerza haciendo líneas!

El caso es que, justo a renglón seguido, me topé con estos arbolillos que parecían estar pidiendo foto a gritos. Para compensar los retorcimientos tejiles se puede ahora descansar la vista sobre ellos, apreciando las rectas filas vegetalianas, también -o "tan bien"- dispuestas, qué duda cabe, por mano del hombre.
Hablando de líneas rectas, me estoy acordando del curso de pintura que empecé hace dos semanas y en el que ya he fallado a la segunda clase. Supongo que implicará la pérdida irremediable de técnicas e información absolutamente necesarias para aprender a pintar. Quiero decir que, si todo me sale mal, siempre me podrán echar en cara: "ah, como faltaste el día que se explicó esto y aquello..."
Y es que las perspectivas a mano alzada del día del estreno me salieron fatal, como era de esperar al funcionar a ojímetro.
El que la profesora afirmara de modo tan rotundo que lo mío era "el impresionismo" me mosqueó. ¿Qué será lo que puede haberle impresionado?

domingo, 12 de octubre de 2008

Vuelta a sacar los óleos


Pues ná, que soltándome la melena al viento me he apuntado a un cursillo mañanero que durará algunos sábados del trimestre. Pero parece que tiene altura universitaria. Al menos tiene lugar en uno de los talleres de Arquitectura, lo cual está bastante iluminado.
La primera sesión consistió en copiar una lámina de un boceto de Sorolla, pues la profe quería conocer el estilo de cada uno. Y yo, después de hacer tres borrones flotando en una franja morada, me preguntaba: ¿por qué a mí no me salen las barcas como a mi padre...?
Me acordé de lo que dice una amiga andaluza: "tó no se pué tené".
Por de pronto la profe al ver mi intentona la calificó de "impresionista" -era de lo que se trataba- pero hizo paréntesis acerca del mar, que más parecía una charca embarrada. No sé, si me vuelvo más humilde quizá haga foto al boceto y lo cuelgue, aunque creo que no vale la pena.
Sugirieron ir a ver la exposición de Sorolla en Bilbao, la verdad es que he visto fotos y debe de ser increíble.
Seguiremos informando.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Mirlo bebedor...


Lamento el paréntesis bloggero, el comienzo de curso resulta arduo para casi todos.

Por si alguien se ha preguntado alguna vez el porqué del dicho "ser un mirlo blanco", aporto -sin ser un genio de la ornitología, más bien todo lo contrario- la imagen con que me topé volviendo a casa tras la típica carrera matutina. Es decir, de esas que haces no con atuendo deportivo sino perdiendo los zapatos para llegar a tiempo a los sitios.

El pájaro me estaba vigilando para salir volando en caso de que diera otro paso al frente. Por eso mira a la cámara. Yo lo único que pretendía es encontrar algo reflejado en el charco, tal como hace mi querido padre, que descubre la belleza en las cosas más cotidianas. En concreto, en ese charquito que se forma allí cada vez que llueve un rato.

Ah, lo difícil de encontrar un mirlo blanco es que más bien son todos negros. Los mirlos. Las mirlas tienen el plumaje de color pardo. Pero todos un bonito pico naranja.

Y para haber vuelto ya vale, ¿no? Chau!