sábado, 21 de marzo de 2009

Botellas y brillos valientes, o ¡valientes brillos en botellas!





Bueno, lo prometido es deuda. ¿Ah, no os lo había prometido? Es igual... Este es el resultado de las botellas que hemos tratado de pintar. Si jugáis a descubrir las 400 diferencias entre modelo y resultado percibiréis que algo pasa a la botella de la izquierda. Efectivamente, parece que lleva hombreras. Tiene su explicación y es sin más que en el primer modelo de bodegón había OTRA botella, que no ésta. Así que se quedó su silueta y la he apañado como he podido. Pero los pliegues están chulos, eh? Serendipity, como quien dice.

Ahora en la foto veo otros defectillos que trataré de subsanar en un periquete, así que chao y disfrutad de un buen fin de semana.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Cuando lo retoco lo estropeo, así que casi ya paro.

Antes de que los felices padres recojan el retrato de mi sobrina y lo lleven al cuarto de cajas sin desembalar -esto de las mudanzas tiene su parte de aventura-, cuelgo la foto del cuadro. Por aquello de que a cada rato que pasa cambia de color. Cierto que tiene verde en la cara, pero ya se sabe que todo hay que verlo de lejos y con los ojos medio cerrados. A no ser que se tenga miopía, en ese caso uno puede mirar con los ojos abiertos del todo. Me decía una hoy que por qué estaba tan cabezona. Supongo que de tanto retocar. También la foto estaba sacada desde arriba. Véte tú a saber por qué, vaya.
Después de esta aventura el próximo lo pintaré con óleo, que es mucho más fácil de rectificar. Dicen, luego digo. La ignorancia es atrevida.


Añado otra foto curiosa para solaz popular de lo que me encontré ayer de camino a la Escuela de Idiomas: una cúpula a punto de ser izada y colocada como remate de un edificio en restauración. Me ha hecho gracia comprobar que se parece muchísimo a los "esqueletos" de madera con que hacen las fallas en Valencia. Al principio pensé que era una escultura moderna tipo "huevo de avestruz" en láminas de madera. Si puedo seguirle la pista, aunque sea a cierta distancia, mostraré la evolución de la obra de arte. Un saludo a los incondicionales. Y también a los ocasionales, cómo no.

martes, 10 de marzo de 2009

¿A quién recuerda?


Hace un tiempo, por probar si las pilas de la cámara estaban cargadas, saqué un retrato a la papelera. Después me pareció como que alguien estuviera mirándome desde la memoria de la tarjeta. Paranoia tal vez, sí. En el fondo no son más que unos trozos de papel, un vaso de plástico...
Pero como que recuerdan terriblemente al busto de Beethoven que pintaba Parramón en uno de sus libros. Que el músico me perdone, más bien es a su máscara mortuoria. Y el caso es que, en el fondo, tampoco mira.

Prometo no volver a hacer fotos de tonterías. No puedo asegurarlo del todo, dado que pienso seguir publicando mis insensateces. Pero lo procuraré. No tengáis pesadillas. ¡Buenos días a todos!

martes, 3 de marzo de 2009

Tachán... ¡bodegón!


Pues más o menos éste es el resultado del bodegón con manzanas. La dificultad estuvo en tener que eliminar los bonitos brillos que venían de ambos lados y destacar sólo tres manzanas del conjunto, con brillos "valientes". Cuando le dije a la profe que ya no sabía qué más brillos valientes dar, se vino a todo correr y borró unos cuantos riéndose de mi modo de "entender" la valentía.

Ya para adelantar, hicimos foto a algunas botellas -resto de una fiesta de Arquitectura- para lanzarnos pronto a pintar reflejos. Volví locos a los becarios que las colocaban y al final les quedó algo así como esto:


Chulo, ¿verdad? Pero ¿a que no sabéis cómo se saca el color de la tela del fondo? Negro, amarillo y pelín de verde. Sale un verde agrisado precioso. Como diría mi ilustre progenitor: el verde parece como que sobra, pero el caso es que en el pre-pintado queda bonito . De eso no tengo aún fotos, quizá saque alguna el próximo día. Sólo para que comprobéis paso a paso cómo se estropea un "tablex", que no lienzo.

Sugerí con insistencia que añadiéramos alguna fruta para dar contraste de color a tanto verde. Nadie quería quitar manzanas a la cesta y sólo nos quedaba una mandarina que se trajo de media-mañana otra de las aprendices. Como la rechazaron rotundamente, y ya eran las doce, se la zampó en dos mordiscos sin esperar a posibles rectificaciones. Así que ya nada.

Que conste que yo quería hacer retratos, pero va a tener que ser el año que viene si Dios quiere. Un saludo y hasta la próxima.