Ya está rematando la torrecilla de lo que será nueva Escuela Municipal de Música -o tal vez Conservatorio, no me acuerdo-. Sólo sé que impone lo bonito que está quedando el edificio y también el pensar que tan sólo la cúpula pesa ya 4.500 kilos. Por si acaso habrá que pasar dando un rodeillo.
Aprovecho para advertir que dentro de veinte días estaré disfrutando de unas inmerecidas vacaciones cerca de Manchester, donde espero lanzarme a chapurrear el inglés. No quise desanimarme ayer ante las caras de mi profe cuando se lo dije: simplemente comenzó a imitar el acento de la people de la zona y concluí que no sólo practicaré el inglés, sino que además va a ser una experiencia divertida a la par que agradable. Creo que llevaré cuaderno de viaje. Y de dibujo. Ya veremos.
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