viernes, 12 de junio de 2009

Enjoying the greenery

No nos podemos quejar. Como decía el chiste. Pero hoy lo pensaba como con más convencimiento, dado que el sol se ha dignado por fin a aparecer en este rinconcillo de North-England. Estaba yo leyendo tan ricamente al sol cuando de pronto los cuervos (son parte del vecindario y los hay del tamaño de un gato...) se han puesto a alborotar, probablemente por algún litigio de tipo "esta rama es mía, yo la vi firstly".

A continuacion han sido las vacas que, animadas por los graznidos, se han puesto a mugir de tal forma que he creído que una de ellas se habia caído al lago. No he podido acercarme a comprobarlo, por una parte, porque estaba vallado. Y por otra, porque qué iba yo a poder hacer para rescatarla...

En el intermedio ha salido la ardilla y, aprovechando el barullo, se ha ido acercado saltando con disimulo hasta su árbol preferido.

Una familia de gansos canadienses -que así les llaman aquí, yo no les he visto el visado- se ha puesto a hacer geese-surf en el agua y, cuando creía que no faltaba nadie -ya estaba yo como enfrascándome en el libro de nuevo- ha llegado un hombre en tractor con un colector de vaya usted a saber qué. Las vacas se han puesto a trotar emocionadas a su alrededor, tan excitadas, que me he acercado intrigada, imitando a la ardilla, hasta el árbol más cercano. En ese instante el tal caballero ha procedido -sin vacilación- a regar con estiercol maloliente todo el campo. Así que mira tú por dónde, el verde tan re-verde de la isla se debe a algo más que la lluvia. Al menos he logrado escapar a tiempo.

Cuando vuelva a salir de paseo procuraré no trotar alegremente sin antes olisquear intensamente, no vaya a ser que el barro no sea tal. En otras palabras, por si las moscas. O just in case, que viene a ser lo mismo, pero en inglés.

Endoso foto del paisaje colindante para disfrute del publico fiel y del que caiga de vez en cuando por la page.

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