Puede parecer algo natural, sin ser más digno de reseña, pero en esta ocasión ha logrado que la docente parase para preguntar, extrañada, quién sabía a qué podía deberse el concierto.
Tiene su gracia que en este mundo extraño, del que queremos quitar todo recordatorio de lo divino, el simple sonido -no tan simple: alegre y caluroso más bien- haya sido la piedra de toque para hablar de la fiesta de la cruz de mayo. En fin.
Y poco después me he topado con este 'GPS-testimonio' en Internet que me ha encantado e incrusto a continuación para disfrute de quien pueda leerlo. ¡Un saludo!
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