domingo, 1 de junio de 2014

Paseando por Barcelona


El día resultaba ya caluroso de por sí. Pero si además arrastras un maletón y te trasladas por metro para llegar a la Diagonal, por aquello de ahorrar... acabas deseando dejar el equipaje en cualquier esquina y sobrevivir a las vacaciones con lo puesto. 
Gracias a Dios no morí en el intento e incluso pude dar un breve paseo por Barcelona libre de pesos pesados. Ingenuamente comencé a andar con rapidez por la Diagonal esperando divisar en cualquier momento el Paseo de Gracia. Después de una hora y media a buen paso comprobé que era mejor iniciar el camino de regreso a la maleta para no perder mi siguiente autobús a Girona. Aproveché para inmortalizar a Pau Casals. Bueno, a su estatua. Bajo un sol de justicia. Y sin encontrar en todo el camino ni una heladería, sorbetería  o similar... No, no me quejo de la sufrida vida del turista. Me encanta callejear.

Una cara que parece de bruja en los espejos a la izquierda... 
Por aquello de seguir un consejo paterno, el de fijarse siempre en "los reflejos" a la hora de hacer fotografías, me fijé en este edificio de espejos.  Era consciente de que tenía el sol de frente, de que el cielo se "quemaría". Pero quería recoger la imagen distorsionada de la casa de la derecha, que me llamó la atención de lejos y me recordaba ligeramente a La Pedrera, del maestro Gaudí. Salvando las distancias, claro está. 
Días después hice un descubrimiento al revisar las fotos. Si alguien siente curiosidad, que amplíe la imagen que aparece a la derecha de la torre blanca, sobre los árboles:  podrá distinguir lo que parece un rostro de barbilla puntiaguda y mirada aviesa... ¡Menudo susto me dio el verlo más tarde! Supongo que habrá sido casualidad o, como dicen los ingleses, "serendipity"...  De todas formas, ahí queda eso. 
¡Un saludo a mis invisibles seguidores!


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