Pasear por los alrededores de Aracena, en Huelva, resulta espectacular. Más aún para quien es de la otra punta del país, casi literalmente dicho.
El campo tiene puertas y también vallas. Y menos mal, porque hay ganadería de reses bravas.
Me gustó esta puerta con los colores de Andalucía y me sorprendió encontrar a cada rato imágenes de la Virgen. En esta puerta adornada además con flores naturales y hasta una vela encendida...
Resulta espectacular el paisaje de la sierra, con sus impresionantes alcornoques, la luz, las sombras, los caballos -más curiosos que tímidos, aunque me dicen que esto de la curiosidad es propio de todos los caballos del mundo-, los toros, el romero de dos metros de altura, la jara y su perfume...
Y, cómo no, el jolgorio con que te reciben los cerdos pata negra y cuerpo negro, aunque alguno sea de tonos más tierra que otra cosa. Sobre todo son ejemplares pequeños, pues se conoce que los que tienen un tamaño hermoso son trasladados al matadero... ley de vida. Ante un jamón de Jabugo se quitan todos los remilgos, qué quieren que les diga.
Aquí les dejo, ampliado, el azulejo que corona esta especie de capillita que, en el fondo, es parte de una de tantas puertas puestas a este bellísimo campo andaluz.
Oink Oink |
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