Por de pronto quería compartir dos rinconcillos bonitos en los que he estado recientemente: un callejón en Laredo, donde probablemente pasó Carlos V de camino a Yuste -no hago más que encontrar lápidas en las que aluden al paso del monarca por la zona- y después una imagen de la ermita de las Nieves.
Hace años esta última excursión la habría hecho andando, sin omitir los 7 kilómetros de asfalto. En total hubieran sido 24 km ida y vuelta, pero no, me he acercado hasta la pista de monte.
Vale, tan sólo diez kilómetros gloriosos de subida y bajada, pero valió la pena. Y si no, compruebe quien quiera a tenor de las imágenes.
A lo mejor me estoy perdiendo actividades más originales, como me escribía un pariente que se va de vacaciones a un pueblo del interior de esta comunidad: en el programa de actividades lúdicas se anuncia por la tarde a "el cerdo mutante". No se sabe si es una errata o un cerdo con cualidades extraordinarias. Saldré de dudas en una semana. Mientras tanto, saludillo veraniego.
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