miércoles, 27 de julio de 2011

Paseo en narrow boat por Macclesfield canal

 Esta es una de las excursiones que no se olvidan fácilmente: alquilamos uno de estos barcos  para navegar durante unas horas -había que estar de vuelta a las cinco en punto, quizá por aquello de que cerraban para el té- y lo pasamos estupendo.

Comenzó la sesión con un speech del que alquilaba el bote, quien, carpeta en mano, nos advirtió de al menos veinte cosas que estaban totalmente prohibidas. Una de ellas la de tirarse al canal. No porque fuera peligroso -tiene una profundidad de tres pies-, sino para evitar que el salvavidas pudiera dara la víctima en la cabeza .
Quien iba a pilotar el barco aprendió en sesión express tipo Matrix las triquiñuelas de manejo del timón y los botones de marcha y parada. Creo que alcanzaba unas 3 millas. Nada de vértigo. Como rezaba uno de los botes "atracados" en el canal: Why so hurry?  

Estaba muy completo, con una toilette con enorme ventana que daba al canal -hubo que tomar precauciones- y hasta una mini cocina para preparar el té. Eso sí, al ser con gas, estaba prohibido encender la cerilla tras abrir el gas. En definitiva: prohibited la falta de sentido común.

En cuanto se marchó el encargado procedimos a intentar rayar lo menos posible los costados del bote. Fue difícil no hacerlo al pasar por debajo de todos los puentes que encontramos. No era a posta, claro, pero es que requería una habilidad que tardamos horas en adquirir.
El tiempo se pasó volando y teníamos que volver a toda caña, pero no había ningún espacio ancho donde dar la vuelta al barco y éste no tenía marcha atrás... Dicho y hecho: saltamos a tierra y arrastramos el barco con ayuda de dos sogas, una a proa y otra a popa. Procurando no rasparlo más ni dejarlo escapar. Creo que conseguimos introducir en el bote toda la población de insectos del canal, junto a restos de hierbas y flores, que luego hubo que barrer a conciencia -no nos acordábamos de si estaba prohibido o no ensuciarlo-.
Milagrosamente logramos llegar a tiempo, como si lo hubiéramos previsto todo. De todas formas huimos corriendo por si el hombre decidía revisarlo a fondo y nos pedía alguna explicación.
En el canal toda la gente que pilotaba otros botes nos saludaba muy amistosamente. Sobre todo nos decían la risa que les había dado vernos en apuros. En fin, digo yo que podrían habernos echado un cable. Nada. Hay gente que alquila el bote a modo de caravana y pasa allí las vacaciones. Colocan en el techo macetones con flores y se dedican a disfrutar de la serenidad del entorno. Por cierto, con fauna de patos, garzas, vacas... y un olor a hierba  y flores maravilloso. Una experiencia.

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