lunes, 1 de agosto de 2011

Poeta en autobús

Poemas rulantes y mandalas en papel

Dos horas escasas duraba el viaje en bus hasta Bilbao. Al poco de salir, se acercó con su dulcísimo acento argentino. Era una chica joven, sonriente, que procedió a repartir entre los viajeros un cuadernillo de confección artesanal, mientras animaba a echarles una ojeada.
Tengo claro que el arte no tiene precio, pero los 5 euritos me parecieron demasiado para unos dibujos hechos con compás y cuatro versos. Si no fuera por la crisis... Fingí no interesarme demasiado, aunque lo mirara de cabo a rabo, y esperé a su regreso.
Sonriendo procedió a recogerlos, con la humildad del artista no correspondido.
Le pregunté entonces por su lugar de origen. Buenos Aires. Vaya, yo crecí con los cuentos-canciones de Mª Elena Walsh. "Ah, qué mujer. Pena que falleshiera".  Quizá fue un error por mi parte. Ya me había enganchado, pero no importaba. Seguí indagando y sí, vivía de su arte y fundamentalmente en Barcelona. El cuadernillo iba acompañado de lápices para colorear las mandalas. Y los versos eran suyos. Me enterneció aunque dejé claro que el precio era excesivo. Me ofreció entonces cuentecillos a 1 euro. Pero vaya, era el de colorear el que había pensado como regalo para una amiga. Al final quedó en 3 euros. Sin lápices, no importaba.
"Tú también escribes", afirmó. "¿cuentos o poesías?" "Las dos cosas", dije. "Pues lee estos tres, dos son de mi madre, otro de una amiga. Son gratis, para el trayecto. Ya me dirás al final si te gustaron".
Su madre resultó tener buena pluma. Y parece que la hija le sigue los pasos. Desde aquí deseo toda la suerte del mundo mundial a Serena y Celia.

No hay comentarios: