Me estaba acordando del precioso cuento de O. Henry... Hoy me ha dado una lección de generosidad un joven matrimonio que me comentaba, con sencilla naturalidad, que este año no tendrían reyes ni amigo invisible, porque el dinero que hubieran destinado a ese fin lo habían donado al banco de alimentos. Y estaban felices y satisfechos.
Estamos rodeados de gente terriblemente buena, que nos recuerda la alegría del dar sin esperar nada a cambio.
Pido a los Reyes Magos que me traigan, aunque sólo sea un poquito de esa virtud, que puede pasar inadvertida, pero recompensa con tantas alegrías.
Pido a los Reyes Magos que me traigan, aunque sólo sea un poquito de esa virtud, que puede pasar inadvertida, pero recompensa con tantas alegrías.
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