jueves, 16 de julio de 2009

El caso de 'Fingle'

Para dar mayor emoción a los recorridos por el campo, nada como llevar un perro de paseo. Así aseguras el trotecillo más que ligero, el ejercicio de la musculatura del brazo que sujeta la correa...
El caso es que Fingle perdía bastante pelo, a pesar de que todo el mundo asegurara que era perro joven. 'En todo caso -comentaban- es una "her", no un "his". Se puede decir que su comportamiento era correcto, como corresponde a tod@ British can. Sólo había dos excepciones: una, el que se lanzara con aquel frenesí a zamparse a los patos del lago -hecho que provocaba la furia de los cisnes -swans- y la taquicardia de los tales ducks, que salían corriendo a la velocidad del rayo.

La otra 'manía' era ese rehusar obstinadamente el pasar por debajo de las vallas, siempre que hubiera que atravesar algun campo. Digo yo que podría haber puesto más de su parte, pero no: ponía cara de póker y sólo cruzaba por arriba y en brazos de algún voluntario, que al final era irremediable, pues no nos ibamos a quedar en el primer campo. Ni en el segundo... y así hasta el regreso. A mí me daba un poco de repelús el asunto, pues los brazos de los voluntarios se quedaban llenos de pelo canino. Así como toda su ropa. Puaj. Nunca fui voluntaria. Bastante se me cae el pelo a mí como para andar sacudiendome el de un animalejo, por muy animal de compañía que sea.

Llevo un rato intentando colocar foto de los patos pero la página se obstina en impedirlo. Cuando pueda la pondré. Voy a ver si llevando el ordenador un rato en brazos me hace algo más de caso. Aunque me queden los brazos llenos de ...¿qué?
Bueno, por fin me ha dejado colocarla: estos son los confiados patos segundos antes de ser atacados por Fingle. Eso sí, por puro placer, no es que le matáramos de hambre.

No hay comentarios: