Super apetecible, a brochazo limpio, a toda caña, aguarrasado...
Después ya llega el famoso punto del que no sé salir sin estropearlo y viene el resultado final tan malillo. Pero estamos para aprender, n'est pas?
Incluyo foto del bodegón con violín, que encontré medio destrozado entre unos disfraces de payaso y que causó conmoción entre los pintores. Como decía, antes de cubrirlo de pintura, pareció que iba a resultar interesante.
Tras las tres horas y media consabidas lo llevé medio camuflado al "secadero de cuadros", intentando que nadie me pidiera que lo enseñara.
El profe se había reido bastante de la pifia y eso que al principio le resultó correcto.
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