viernes, 10 de mayo de 2013

El Desolado de Peña

Vista acercándose por el camino largo.
 Hizo un día de perros. Digo yo que qué tendrán que ver los perros con la lluvia y el frio, pero en fin.

 Recordaba el famoso pueblo de una excursión hace años, en la que hice una fotografía al atardecer y las casas brillaban amarillas con aspecto tenebroso.

  Esta vez fue todo más normal: era primavera, aunque sólo se notase en las flores.

  En la primera  foto  se aprecia parte del antiguo castillo que levantó en el siglo XI el rey Sancho el Mayor. Nada aparentemente más inexpugnable. Aunque ya se ve que el tiempo puede con todo...

Una iglesia del siglo XII reconstruida y otro edificio a su lado que, por el sonido del interior, creí habitada por pájaros. Tenía una ventana abierta.

Sin embargo a la hora del bocadillo se presentaron dos excursionistas que venían del cementerio (estaban vivos, ¿eh?) y, después de saludar, se metieron en la casa a almorzar.  

Del cementerio se cuenta que está allí enterrado el  piloto de un avión inglés que, tocado por los nazis cerca de Toulouse, llegó hasta Peña y cayó junto con la nave al engancharse su paracaidas a la cola. Por lo visto los lugareños procedían en ese momento a procesionar desde la iglesia y lo vieron todo...  El copiloto sobrevivió al lanzarse del  avión sobre Sos del Rey Católico, muy cerca de la zona.

Los excursionistas habían ido a ver la tumba de Mr. Walter, pero tuvieron que saltar una valla, así que ni se nos ocurrió dar ese paseo extra para jugarnos el pellejo. O la tela del chubasquero, ¡qué más da!

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