Era mi primer paseo con unos zapatrancos de Decatlón, con suela de huella de oso, que aparentaban ser un sinónimo de comodidad. Tuve dos hermosas ampollas en el tobillo que pasaron a rozadura y a paseo de puntillas que aún recuerdo con espanto.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9p2W49bA_QerJFO35L0PYJefZv4sV8_D_YjHsmidR9U4HBjCB6bc3REz5vMl94HFR5b5ZpPmZOFY5XQvvyeM8-C5NWOCfGBB9xuV2AJgZ3BijZqopKKpY0Uel4lYs3gYZoXSVNHqqjrl-/s320/IMG_9338.jpg)
La casa de piedra tiene escudo. Y además tiene el encanto de los arbolillos inclinados por el viento. Además, por si alguien no lo ve, un ciudadano paseando y escorado ligeramente hacia delante, como para no contrastar demasiado con la vegetación.
Me recordaron los andares de alguien a quien quiero mucho, que sufría de terrible dolor de espalda en cuanto andaba 20 minutos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario