jueves, 4 de marzo de 2010

El bodegón de la calabaza

Bueno, éste lo pinté hace ya casi dos semanas, pero por circunstacias técnicas no lo había colgado. También por si salía entre medias alguna otra foto más interesante.

Los tomates definitivamente no son mi fuerte. Quizá sea por lo poco que me gustan. Si hubieran estado en una lata de salsa... quizá sería diferente.

Lo más chulo son los brillos finales de las jarras que -he de confesar- los terminó de arreglar el experto pintor. Pero el resto lo pinté yo. Los panecillos birlados del desayuno que, a falta de sombras, quedaron aparentes, el trapo...


Seguiremos otro día. Este fin de semana creo que me dedicaré, sime da la vida, a ensayar gradaciones de color. Pero será si el mal tiempo acompaña -eso parece-, encuentro un rato -eso no parece- y me consigo algún tablerillo de madera inútil.

¡Un saludo!


No hay comentarios: