sábado, 1 de octubre de 2011

Nada es tan terrible como parece


Barcaza en Manchester
A vueltas con la dichosa crisis -nos quieren hacer entender su origen, achacando la "culpa" a unos u otros, mientras se aplican recortes rigurosos a nuestra maltrecha economía- parece que no hay día sin sobresalto. Lo mismo va a ser mejor ahorrar en prensa y apuntarse a la electrónica.

No digo que sea filosofía barata la de estos Jane and Jona, dueños de una barcaza en Manchester que utilizan a modo de vivienda y que llaman "sigue sonriendo" o keep smiling. Bueno, han quitado la g, pero no importa.


Es sabiduría. La cosa más terrible que pudiera ocurrirnos es nada comparada con asuntos más vitales, más "mortales". Cuidar a un enfermo grave, despedirse de un pariente ya en trance de "pasar al otro barrio", presenciando su manera santa de sobrellevar la enfermedad, de ofrecer sus limitaciones, anima a seguir sonriendo y quitar importancia a las pequeñas cosas que puedan insensatamente agobiarnos.

¡Menudo plumín!

Qué duda cabe, no infravaloro las terribles dificultades económicas que sufren muchos: no es que los demás estemos boyantes, pero al menos es necesaria la común solidaridad: con hechos reales, detalles prácticos, en la medida en que cada uno pueda. Y sin perder la sonrisa, lo cual es una habilidad harto notoria, pero en la que siempre vale la pena invertir.

Además, ¡cómo no!, hay que apelar a la justicia -exigirla-  por parte de la administración pública, para que haga también sus deberes, pero respetando las necesidades del bienestar básico de sus ciudadanos: cierto que se topa uno a veces con el despilfarro o el mal uso de los medios, pero recortar en sanidad, en educación, mientras se mantienen otras partidas más 'perecederas', produce un efecto demoledor en la opinión pública.

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