Una grúa bienvenida al final. |
Viendo que no iba a poder parar y que el coche me lo entregaban a las 2.30 de la tarde, hice lo que cualquiera: comerme un bocadillo camino al taller y volver después con el coche a por las maletas.
Tampoco hay que exagerar... |
Al día siguiente se lo llevó -el coche, no al acompañante- la grúa del seguro. Con intención de encontrar la dichosa nueva cadena en un taller de más fundamento. El chiste es para acabar sonriendo. O tal vez con lágrimas... ¡que nooo!, y es que el verano se aproxima y va a haber que poner más control en esto del picoteo. Por de pronto yo ya me he reincorporado a Pilates. Sé que puede resultar poco interesante, pero desde que me "muevo" tengo el engranaje mucho mejor. Y no me hace falta taller ni grúa. Un saludo!
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