jueves, 5 de mayo de 2011

Vacaciones accidentadas


¡Quién podía imaginar que estos días en Cantabria iban a alargarse! ...pero todo ha sido por el coche, que el otro día tuvo a bien - o a mal- decidir averiarse y me ha pasado como a veces al ir al hospital: que entra uno andando y sale con cuatro o cinco cosas más inesperadas.
  Heme aquí pues, esperando de nuevo la llamada del mecánico para: acercarme, pagar, coger el coche en marcha, cargar maletas y salir chutando de regreso sin osar parar para nada. No sea que la cadena de distribución tenga a bien -o sea, a mal- volver a encasquillarse, lo cual sería una pequeña calamidad, sobre todo para el motor.
  Estaba considerando la posibilidad de hacer autostop, como aquel autoestopista galáctico. Ya he mirado si tenía a mano la toalla de piscina, por aquello de que es un elemento necesario para viajar por la galaxia, según decía el autor de la novela. Pero casi mejor me llevo en el bolsillo el teléfono del seguro -qué tontería, si está entre los papeles del coche- y que sea lo que Dios quiera.
  Un saludo aún desde Cantabria.

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