martes, 24 de abril de 2012

De nuevo a los pinceles

Estaba echando una ojeada a la revista de jardines de mi vivero preferido y me he topado con una bonita imagen de tiesto-lleno-de-flores. Por supuesto que sé que lo mejor es pintar del natural -ya me gustaría- pero lo malo es enemigo de lo bueno y he ido corriendo a por un par de pinceles, trementina alguna pintura al óleo del trastero-taller... Et voilá!
He tenido que dejar la casa ventilándose, por aquello del rastro oloroso, y al menos tengo ya por fin la base "aguarrasada" de lo que será mi primer cuadro de flores al óleo. ¡Qué audacia! Eso sí, lo he tenido que pintar con gafas, pues la foto era minúscula.


 Con las prisas no he podido fijar el carboncillo, así que es sólo apariencia. Espero poder estropearlo a conciencia y, si hay suerte, colgarlo en algún rinconcillo de la casa.

Creo que me gustaba más antes... todavía le faltan sesiones.

  Un truco que descubrí por casualidad para limpiar a fondo los pinceles en un par de minutos de forma comodísima: utilizar un aceite de ducha. Pones un poco de este aceite jabonoso en la palma de la mano, pasas el pincel arriba y abajo. El aceite se emulsiona y aclaras el pincel con agua. Alucinante, se desprenden los restos de pintura y quedan estupendos. Por si acaso, repites la tarea, aclarando muy bien con agua.
  Así que se acabó la pereza de dejar de pintar por el incordio del tiempo que lleva limpiar los pinceles.

  Si te has manchado la ropa, y no quieres lucir condecoraciones de artista, rocías las manchas con un desengrasante de los que venden en supermercados para limpiar grasa de hornos, tipo KH 7, das unos golpecitos a la mancha con un cepillo de ropa de 'cerdas' de plástico, emulsionando con agua y a lavar. Es de lo más eficaz. Un saludo!


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