martes, 12 de marzo de 2013

Arte con piedras, que no rupestre.

 La historia de las figuritas de piedra se remonta a uno de los hobbies de mi madre, que iba recogiendo piedras de colores y descubriendo formas y figuras en cada una.

Se me ocurrió crear patos de piedra tras descubrir las bonitas piedras de colores de una playa en Murcia.

Combinar bien para crear "familias"
Regresé en el autobús con una maleta de mano llena de pedruscos y, aunque hice lo indecible porque pareciese ligera, el conductor me obligó a llevarla al maletero. Casi se le sale el brazo cuando cogió el asa. Tuve que acabar declarando 5 kg extra de equipaje. Más bien fueron 18 kg, pero llegamos a un acuerdo, porque  creyó seriamente que era escultora o similar.

Entre las mías y las que iba trayendo mi madre en coche -mira qué bien, las tengo en cajas por colores y tamaños- acabé con un bonito arsenal. Lo malo fue cuando tuve que mudarme hace un año. Una buena amiga me "ayudó" a deshacerme de la gran colección con la ayuda den un práctico container junto a unas obras. Tuve que llevarlas en furgoneta. Y aguantar durante tiempos el chistecito del apasionado de tortilla de patata que guardaba cientos en el armario. En fin.

Vale, para mí son patos. Con estilo.
Cuando encuentro la postura que me dicta la piedra, pego la cabeza con pegamento de contacto tipo Loctite. Dos piedrecitas para los ojos y después, con habilidad para no dejar pegados los dedos, dos semillas negras redondas de las que no se pudren. O sea, madera. Les doy un toque final de brillo al ojo con esmalte y se acabó. 
 

Descubrí unaas semillas negras para los ojos


A partir de ahí, toda la iniciativa del mundo. A mí me ha ido muy bien para hacer regalo original y con toque personal. Sólo una vez intenté comercializarlas pero la dueña de una tienda de decoración preguntó escuetamente: "¿para qué sirven?"  El arte NO es útil, es bello... Vale, sirven de pisapapeles. O para descargar adrenaliná. O, como decía un alemán que vendía estos cantos rodados con una ligera capa de barniz: "piedras con toda la energía marina". Digo yo que sí, mientras no sean de río.

El toque final de brillo... et voilá!



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