Acostumbrada a pintadas de otro cariz, me encantó descubrir esta foto que tomó mi padre en un puerto -me inventaría cuál, intuyo que Guetaria, pero sin total seguridad- con dedicatoria casi eterna a Pili. Espero que todo acabara bien. Por de pronto el artista tuvo que hacerlo subido en un bote, guardando el equilibrio. O tal vez encaramado al neumático que sirve de para-choques a las barcas amarradas en momento de mareas altas.
La calidad no es muy buena, tuve que escanearla... |
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