viernes, 17 de junio de 2011

Ponga una flor en su vida

He leído que en Francia algunos consideran el cuidado de los jardines y las plantas como un tipo de deporte. Me apunto. No porque sea ese mi trabajo profesional, si no porque me encanta cuidar de las plantas y las flores.
Algo semejante le pasa a mi madre, quien no sólo cuida, sino que mima, acaricia, habla a cada una de las suyas. Hasta a las hierbas "malas", pues opina que quién es quién para decidir si una planta es buena o mala...

Será por todo esto por lo que la rosa, que se dignó brotar en el macetón de su terraza, se encuentra tan a gusto. Como si fuera la del principito de Saint-Exupéry. Sólo que ella tiene que compartir su comprensible orgullo con otras muchas flores y plantas de todos los colores y tamaños. Iba a decir de todas las "calañas".

En homenaje a esa rosa y al amor de mi madre por las flores coloco algunas fotografías de mi última estancia en Manchester. Archi-conocido es también el cariño con que estos británicos cuidan de las suyas. Un saludo.

Esta es idéntica a la rosa de mi madre.

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