jueves, 16 de junio de 2011

Y lo último del Acherito

Se me olvidó decir que es la Selva de Oza. No hay tigres.
 A los pocos minutos de comenzar el recorrido de ascenso nos topamos con este río y, dado que mi padre quiere pintar un cuadro con verdes, me decidí a retratarlo desde todos los ángulos posibles.

No puedo decir que sea una avezada montañera, pero me encanta disfrutar de un bonito paisaje y es cierto que desde las alturas se aprecian con otra perspectiva. La pena es que, al no estar en forma, se concentra una en la respiración y en pisar donde debe, evitando torcerse el tobillo con las piedras. En fin... Que no da tiempo a mucha contemplación.


  Lo cierto es que la comida en las alturas sabe a gloria. Más aún si estás sentada en una mullida capa de hierba.

Aproveché a hacer fotos a las flores más pequeñas de la zona. Resulta increíble cómo nacen por todas partes, aprovechando cualquier resquicio de tierra.

Visto que en el ibón no había nada tipo monstruo del lago Ness, algún excursionista hizo amago de bañarse. Y fue eso, un amago, porque la brisilla y el agua helada disuadieron a los valientes.

Yo estuve allí...

 Y, por aquello de que quienes me conocen crean que subí hasta el ibón, añado esta última foto que parece pose pero no, simplemente no sabía que la estuvieran haciendo.

Un saludo desde estas bonitas tierras. Debería hacerlo en francés, ya que ayer me examiné por fin del oral en la Escuela de Idiomas, nivel Intermedio. Utilicé un boli a modo de varita, para calmar los nervios, y tuve a los examinadores pendientes de hacia quién iba a salir disparado. Eso me dijo al final otra estudiante.
Salut!

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